Revelación

La revelación del misterio y del carácter oculto de Dios no es una palabra de especulación teórica, sino una palabra ‘practica’ de salvación. Es una palabra de condena y una palabra de gracia al mismo tiempo. Es una palabra de condena, porque dice definitivamente que el hombre no puede apoderarse del misterio mediante el conocimiento ni mediante la acción. En este sentido la revelación del misterio de Dios es la condena de la soberbia humana, que quiere ser como Dios (Gen 3, 5).

Por eso la revelación de Dios es la desautorización de todos los ídolos autofabricados, de nuestras imágenes de Dios y de toda absolutización, que no nos liberan, sino que nos esclavizan. La revelación del misterio de Dios, condenando al hombre y recordándole sus límites, es al mismo tiempo una palabra de gracia. La revelación invalida la ley de las obras, del afán y la obligación de las obras, y nos dice que nosotros no podemos ni necesitamos renunciar a nuestra vida. Dios nos acepta definitivamente con nuestras limitaciones, y en consecuencia nosotros no solo debemos conocer nuestras limitaciones, sino que podemos y debemos reconocerlas.

Aceptados absolutamente por Dios, debemos afirmarnos a nosotros mismos y afirmas a los demás. En términos teológicos, la revelación del misterio de Dios anula la ley de la autojustificación por las obras y proclama el evangelio de la gracia justificante. Así la revejación del misterio de Dios es la revelación del misterio de nuestra salvación; es la verdad fundamental y central de la fe cristiana.

Walter Kasper

Fuente: http://bodasdecana.wordpress.com

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